Eso no ocurre en la vida diaria: si vas a una oposición a la que se presentan 500 y no has estudiado, no la vas a sacar. Eso hace que necesitemos, por ejemplo, la fiesta, en la que uno se olvida de quién es. En el fútbol igual, cuando vistes la misma camiseta da igual que seas un abogado famoso o un arquitecto o un obrero. El fútbol es un contexto donde podemos soñar que todo es posible.