El Feyenoord nació como Wilhelmina en el pub De Vereeniging, en el puerto de Rotterdam, esa ciudad bronca e incendiaria. “Feyenoord es un estilo de vida, Feyenoord es amor, Feyenoord es la sangre que corre por nuestras venas y el sentimiento ferviente”, escribió el periodista Ignacio Ostertag. Pero algo sucede en los puertos que el fútbol se siente bien en ellos: germina entre su fuego y su actitud volcánica. Dijo que había una Rampa en P. Sindical, que me llevaba y me traía, eso sí, había que estar en pie de guerra a las 6 de la mañana y regresaba a las 8 de la tarde, mi padre no puso pegas, pues conociendo estas calamidades con las rampas, le dijo al Sr. Moreno: “si se mata por lo menos avisa”.